Os dejo mi última intervención en la campaña electoral de las elecciones generales de junio de 2016. Gracias por leerla.
Decía Petra Kelly que la ecología política se podía definir
en dos palabras: ternura y subversión. Para mí, el feminismo también tiene
mucho de ternura y subversión, por eso me siento tan identificado con este
movimiento que busca la justicia y la igualdad entre mujeres y hombres.
No quiero proseguir mi intervención sin recordar a las que
hoy no están aquí, a las abandonadas por la administración, a las que pese a
seguir todos los pasos legales no están aquí, a las que no les dio tiempo o a
las que el miedo les pudo y no denunciaron. Nos dejaron antes de tiempo, nos
dejaron violentamente, de forma cruel, sangrienta, nos dejaron brutamente.
Hoy quiero recordar a:
Mariana, 43 años, Madrid
Silvia, 33 años, Guadalajara
, 19 años, Badajoz
Isabel, 59 años, Toledo
Lucinda, 43 años, Tarragona
María, 73 años, Valencia
Lisa, 49 años, Mallorca
Ascensión, 46 años, Asturias
Ana, 40 años, Lugo
Paqui, 71 años, Valencia
, 70 años, Málaga
Soraya, 37 años, Zaragoza
, 19 años, Mallorca
Silvia, 34 años, Asturias
Tatiana, 24 años, Lugo
, 48 años, Alicante
Cristina, 36 años, Barcelona
Yolanda, 48 años, Salamanca
Rosario, 72 años, Zaragoza
Mariana Candelaria, 50 años, Tenerife
Lucía, 47 años, Mallorca
, 32 años, Sevilla
Aranzazu, 40 años, Badalona
Margarita, 60 años, Álava
24 mujeres anónimas que nos han dejado en lo que llevamos de
2016. Pero no se han terminado de ir, hoy quiero dejar un asiento vacío por
ellas, porque no se han terminado de ir, están con nosotras y nos ayudan a
seguir con esta lucha, la lucha para acabar con la violencia.
Ruego un minuto de silencio por ellas
Las personas estamos cansadas de este modelo de desarrollo
cruel, desigual, violento, que trata a las personas como objetos, especialmente
a las mujeres.
Y si hay algo con lo que convivimos constantemente son los
medios de comunicación y la publicidad que hay en ellos. Si la publicidad tiene
un fin concreto, ese es la obediencia, obediencia para hacer lo que te dice,
obediencia para crear la sociedad que quieren. Y es que ya lo decía Virgina
Wolf “una sociedad obsesionada con la delgadez de las mujeres no está
obsesionada con su belleza, sino con su obediencia”. Pero es que la sociedad
está tan acostumbrada a ver publicidad que no somos conscientes de la cantidad
de mensajes a la que nos exponemos.
Pues bien, el Observatorio Imagen de las Mujeres clasifica la
publicidad como sexista si cumple alguno de estos 4 puntos:
1.
El
cuerpo se emplea como elemento captativo de atención
2.
Se
hace antología entre persona y objeto
3.
El
cuerpo está desvinculado del producto
4.
Reproduce
estereotipos limitantes o fomenta la violencia
Y es que la publicidad desde sus inicios ha sido el cómplice
perfecto del patriarcado. El primer anuncio ponía a la mujer queriendo ser un
hombre, creando una relación de inferioridad-superioridad mujer-hombre. La
publicidad ha atribuido a las mujeres el hecho de no poder ser “feas” y tener
que hacer todo lo posible para remediarlo, y comprar todo tipo de productos
para conseguirlo. La publicidad ha colocado a las mujeres como caprichosas e
impulsivas y les ha dado la exclusividad de poder expresar los sentimientos.
Además, la publicidad acentúa los roles del modelo de
relación en el que los hombres son fuertes y los únicos capaces para tomar
decisiones, frente a mujeres débiles e inseguras que sólo toman el papel de
complemento.
Veamos un ejemplo:
Anuncio de una compañía de internet y TV en el que participa
David Villa: las mujeres aparecen en el anuncio como decoración, para completar
el modelo de familia perfecta (hombre-mujer, hijo e hija, “la parejita”). La
mujer aparece conduciendo para que su marido vea el fútbol, hasta que su hijo
le quita la tableta para verlo él también. Al lado queda su hermana, parte del
decorado. Al bajar del coche, la familia impaciente va a su casa a ver el
fútbol mientras la madre cierra las puertas del fútbol. Luego en el salón de
casa, donde la televisión es el centro, padre e hijo disfrutan felices del
partido, mientras que a madre e hija no se les ve la cara, pues aparecen de
espaladas.
Las mujeres no importan, las mujeres son un objeto, eso es lo
que nos dice la publicidad y eso es lo que nos muestra la realidad:
Las
tres principales causas por las que los hombres entran en prisión son: delitos
socioeconómicos, delitos contra la salud pública y VIOLENCIA MACHISTA.
En
un estudio publicado por la Delegación de Gobierno para la Violencia de Género,
publicado en febrero de este año, el 20% de los varones encuestados afirmaron
haber consumido prostitución en el último año, y el 10% afirmaba que muchas de
ellas eran menores.
¿Qué
nos pasa? La sociedad del consumo rápido y desenfrenado tiene mucho que ver con
esto, estamos acostumbrados a quiero esto y lo quiero ahora y cuando me canso,
ya no lo quiero y lo tiro. Pues bien, esto tiene que cambiar en todos los
niveles, desde el mercado laboral, desde los abusos y desde el consumo de
recursos naturales.
Necesitamos
un nuevo modelo protector de las personas y el planeta, la sociedad debe
aprender del rol de los cuidados de las mujeres y hacerlo extensible a los
hombres, a las instituciones.
Es
momento de apostar por una educación que enseñe que hombre no se nace, hombre
se hace. Apostar por una justicia que ponga penas duras a los maltratadores,
por una clase política que apueste de una vez por todas por un PACTO DE ESTADO
CONTRA LA VIOLENCIA MACHISTA, porque los “machos”, el patriarcado, las están
matando!! Y a mí me avergüenza estar en el mismo grupo que esos machos que se
hacen llamar hombres. Prefiero considerarme un femihombre. Sí, han oído bien un
hombre feminista que cree que en la igualdad entre hombres y mujeres, que ha
aprendido con las mujeres y que quiere compartir los cuidados del hogar y de
las personas, que siempre han sido relegadas a las mujeres por el sistema patriarcal.
Como decía Simone de Beauvoir el primer paso es la independencia económica y es
que, aunque hoy en día parece superada esta cuestión, no se ha alcanzado aún la
igualdad salarial, ni la igualdad de derechos laborales. Es imprescindible que
las bajas maternales se alarguen y que también existan bajas paternales, no
podemos seguir dejando todo el peso de los cuidados a las mujeres y queremos
ser una sociedad próspera e igualitaria, convencida de la educación y
transformadora del futuro. Nosotros, los hombres, queremos vivir de igual a
igual, queremos el rol que nosotros decidamos tener, no el que la sociedad nos
imponga. No queremos dominar, queremos compartir, no queremos estar por encima
de nuestras compañeras: parejas, madres o hermanas.
No me cansaré de pedir sensibilidad, amor, paz para esta
sociedad rápida y fría. Necesitamos el calor de las sonrisas y los abrazos,
necesitamos el ruido de las risas. Hay que huir del calor y el ruido de los
golpes, de los puños. Porque la violencia es el arma de los débiles.
La manera de golpear en este S.XXI debe ser la palabra, las
guerras deberían ser dialécticas y las reconciliaciones se deberían cerrar con
besos, no con tratados.
Hay que cambiar la soberbia, por humildad, sé que es difícil,
pero no imposible. Cambiar miedo por esperanza. Cambiar machismo por feminismo.
Cambiar destrucción por creación. Cambiar odio por amor. Bajar del cerebro al
corazón. Subir la calidad de la política. Porque sólo así subirá nuestra
calidad de vida, sólo así plantaremos cara a quiénes quieren abusar de
nosotras.
Dice el PP que solo con sonrisas no se puede hacer funcionar
un país. Por supuesto que no, pero ¿queremos seguir siendo un país entristecido
por los gobiernos neoliberales del partido socialista y del partido popular? O,
por el contrario, ¿queremos impulsar políticas de cuidados de las personas y el
planeta en el que vivimos que nos permitan ser felices?.
Yo lo tengo muy claro, la sonrisa es el comienzo, y ya lo
decía Madre Teresa “la paz empieza con una sonrisa”. Porque solo con la sonrisa
se puede vencer al miedo. Miedo que se ve en los ojos de las mujeres
maltratadas, miedo en los ojos de las mujeres que quieren ser madres y temen
perder su trabajo por ello.
Pero hay que acabar con el miedo, porque es débil. El miedo
no nos puede frenar, el miedo se viste de humo y si soplamos podemos hacer que
cambie de rumbo y desaparezca.
Decía Wangary Mathai, Premio Nobel de la Paz que hasta que no
caves un agujero, plantes un árbol, lo riegues y lo veas crecer no has hecho
nada, solo hablado.
Por todo esto pido que no solo hablemos, que actuemos, que
nadie se quede sin ir a votar este 26J. Queremos las urnas llenas como nunca,
queremos hacer de la democracia una fiesta y a las fiestas hay que ir con
ilusión, con alegría, con una gran sonrisa, dejando el miedo atrás.
Hay que olvidarse de los prejuicios, quitarse las vendas de
los ojos, las mordazas de la boca, hay que gritar en las urnas. Hay que ganar
estas elecciones, no para ganar al PP, hay que ganar para las personas, para
que vuelvan a contar en las decisiones, para que ninguna nos deje antes de
tiempo.
Hoy acaba la campaña electoral. Gracias por darme la última
oportunidad para que confiéis el voto a EQUO, para que confiéis el voto a
UNIDAS PODEMOS. Este 26J vota para que unidas cambiemos de rumbo, para volver a
sonreír.